"Que tus alimentos sean tu medicina."

(Yo es que soy de comer rico y feliz. Espero que vosotros también, porque no debería entenderse la vida de ninguna otra manera. )

lunes, 17 de diciembre de 2012

Día Internacional de los Derechos de los Animales y Navidad.

¡Hola, hola!
Debería añadir y redactar a parte una entrada sobre un taller largo realizado en La Noche es Joven: "El huerto en casa". Una gozada... Pero ya lo haré en otro momento. Por ahora, me apetecía hacer mi pequeña reflexión-comentario sobre el 10 de Diciembre (pasado lunes), Día Internacional de los Derechos de los Animales, y un par de críticas más.

El 10 de Diciembre se celebra el día de los Derechos Humanos y día Internacional de los Derechos de los Animales. (Me encanta que vayan de la mano, debería ser una reflexión magnífica para toda nuestra raza.) Ésta segunda celebración se viene dando desde 1997. Yo no soy muy fan de hacer un día para cada cosa, pero sí soy consciente del impacto en la sociedad tras el reconocimiento de ciertas fechas. Llevo en este pequeño mundillo ya unos años, y ahora todo parece más cercano y más natural. Mis ideas han ido cambiando y evolucionando con el tiempo, y estoy muy orgullosa de ellas. Pero creo que este último año (y espero poder decirlo todos los que me vienen por delante), he aprendido y disfrutado más que nunca de mi elección y mis ideales. He encontrado gente con opiniones muy formadas (omnívoros), he disfrutado de debates sobre el tema, me han sorprendido reiteradamente con la pregunta "¿eres vegana u ovolacto?". También he empezado a incluir en mi dieta alimentos que antes a penas tomaba, tal como el seitán (babasbabasbabas), o el tofu (el mega clásico producto por excelencia). Y sobre todo, me he formado poco a poco, tanto de la parte "activista" como de la nutricional. Así que creo que el balance es muy, muy positivo, y me he quedado con un regustillo dulce en el cuerpo después de todas las reflexiones que fui haciendo durante el día.

Y bueno, se acercan las Navidades. ¡¡Chan, chan, chaaaaaaaan!! Terror. Eso se traduce en cenas y comidas familiares, y comentarios cada año más absurdos si cabe. Así como en mi casa existe un tono de humor respecto al tema (con el que yo me suelo reír, todo sea dicho de paso, porque suele ser original), mis familiares suelen burlarse de mí a la cara, tirando de los chistecitos sobre cómo los tomates lloran y lo "vegetales" que son las gambas. Yo he decidido trabajarme este año mis platos, preparando cosas no especialmente exquisitas  pero sí algo distintas del día a día. Lo que muchos ven como "cosas que cocinar para sacar del paso a los que no comen carne", para mí supone "disfrutar, como cualquier persona, de una rica y especial comida de fiesta". Me apetece sorprender con mi menú, aunque sigan las ofensas. Pero sobre todo, quiero darme un buen homenaje, al igual que todos los demás.

(Se me han venido a la cabeza los alaridos y las sorpresas de aquellos que no sabían mi condición en mi antiguo cole. Casi me matan al saber que soy vegetariana. Creo que esa noche rezaron por mi alma, pero... todo tiene una parte positiva. Y es la buena imagen que tienen de mí, a la que ahora, espero, asocien el vegetarianismo. A ver qué tal la comida en el Hotel Bahía de este sábado, a ver qué tal apañan mi menú... *Andrea siempre dando el caaaaanteeee...*)

Lo próximo será algo menos sensiblón-personal, doy mi palabra (con mi planta de perejil de testigo).
¡Besitos y felices fiestas!